Room Defender


Como nos dicen en No me lo puedo creer que lo hayan inventado es el producto de autodefensa definitivo. Para que la parienta o los hijos, en un momento de descuido catársico, accedan a lo más preciado de tu mesa de trabajo, o para mantener tú desorden, como el Álamo, ante tus padres, este dispositivo se emplea duramente en la defensa de ese espacio tan apreciado a golpe de disco volador.

No nos extrañaría que surgieran hasta competiciones al puro estilo Sam Fisher o que alguno le encontrara otras aplicaciones en la oficina, pero de momento, lo que no cabe duda, es que este gadget no va a dar cuartel en las tiendas.

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